¿Cómo emprender sin miedo?

El Miedo es un amigo muy traidor, sobre todo cuando él te quiere acompañar en tu camino hacía tus sueños y tus metas. Analizando mi propia vida profesional, además he notado que este amigo se sienta mucho más seguro y siempre quiere estar a tu lado cuando tú quieres hacer algo importante para ti.

Cuando eres un empleado y te mandan hacer algo que te da muchísimo miedo, lo tienes que superar, sí o sí, porque si no haces lo que te han dicho, como mínimo recibirás una bronca y como máximo perderás tu trabajo. Cuando intentas a montar tu propio negocio, intentas a probar vender tus productos, ofrecer tus servicios, este falso amigo que se llama «Miedo» es el primero quién quiere acompañarte y darte consejos. Gracias a él empiezas a tener vergüenza para contar al mundo sobre ti y sobre lo que haces, sus hermanas «Dudas» vienen también enseguida para convencerte de que no eres la persona adecuada para vender tu experiencia, tus creaciones, tus ideas,…. ¿Te suena familiar?

Muchísima gente no hace el primer paso hacía sus sueños precisamente por la culpa del miedo.

En mi vida he tenido unos cuantos momentos cuando estaba literalmente paralizada por el miedo. Todos aquellos momentos me pasaron cuando todavía trabajaba cómo empleada, por eso al llegar a convertirme en una emprendedora ya tenía estas lecciones de la vida que me ayudaron a entender muchas cosas.

Entonces lo tenía que superar y cumplir aquellos deberes que me dieron mis jefes. Ahora, cuando me entran dudas y el miedo, que me intentan a alejarme de algo que yo quiero hacer para mi propio negocio, para mi éxito, para mi vida, me recuerdo siempre a mi misma sobre aquellos eventos, que tengo clavados en mi memoria y me digo, que entonces lo superé, hice lo que tuve que hacer y después recibí grandes recompensas. Así que ahora TAMBIÉN PUEDO.

El primer momento de la vida y la muerte tuve cuando me trasladaron a la compañía de sistemas de pago nacional rusa que era del mismo grupo financiero que el banco donde yo trabajaba. Desde Japón venían los directores de JCB Card para negociar un proyecto importante con el sistema de pagos rusa. Yo trabajaba en el departamento internacional y la traducción no fue de mis tareas principales aunque mi inglés era del nivel muy alto, pero me llamaron y me comentaron que nuestro CEO en vez de la traductora oficial de nuestra compañía me ordenaba a mi ser la traductora durante las negociaciones con estos directores de alto cargo de la compañía japonesa. Además me comentaron que el proyecto era muy importante y de la calidad de mi traducción dependía muchísimo.

¿Qué sentí en aquel momento? UN PÁNICO. Tenía 22 años, hace pocos meses había graduado de mi primera Universidad, hace poco había mudado por el trabajo desde mi ciudad a Moscú, no tenía ninguna experiencia de trabajar con las personan de aquel nivel que casi me parecían como los Dioses … Sentí un ataque de pánico enorme y miedo que me decía «y si te olvidas alguna palabra, y si te equivocas y traduces algo mal, y si por tu error no se firmará el contrato…». Esto fue mi primera prueba importante profesional. La superé, se firmó el contrato. Desde entonces siempre me llamaban para traducciones en encuentros importantes de la dirección de la empresa y me invitaron a un evento especial organizado para los directivos donde me dieron un premio por mi trabajo… Hace falta añadir que en este evento yo era la más joven y la única persona que no tenía un cargo directivo… me sentía fatal de incomoda allí entre las personas mega importantes en uno de los sitios más emblemáticos de Moscú. La invitación para este evento tengo guardada hasta ahora como un recordatorio sobre mis miedos, pánicos y su superación.

El segundo mega ataque del miedo tuve en mi último puesto del trabajo en Rusia. Me ordenaron preparar y hacer la presentación de un nuevo proyecto para el banco en colaboración con el sistema de pagos VISA en frente del consejo de administración de nuestro grupo bancario. Solo con esta noticia ya me sentía paralizada. Además me comentaron que si el consejo aprobara el proyecto, a mi me ponían como la jefa. Entonces fue la ambición que me ayudó a vencer mi miedo.

Creo que voy a acordarme del día de la presentación del proyecto hasta el final de mi vida. Tenía que hablar enfrente de una docena de los directores y gerentes del grupo bancario donde trabajaba y convencerlos que este proyecto era vital para nuestro banco. Me sentía como un bicho pequeñito allí en el medio de la sala, no podía ni hablar. Me salvaba un poco que me podía distraer y pasar las páginas de la presentación en la pantalla, para no ver las caras de hierro de todos aquellos hombres con cargos importantes de la administración. Mi jefe que me acompañó allí, después contaba a mis compañeros que escuchaba mi voz temblando,  después una pausa. El pensaba, ya está, ya no habrá este proyecto nuevo para nuestro departamento, que lo estropeé todo… Pero en unos instantes yo recuperé mi voz y seguí hablando sobre el proyecto.

El proyecto fue aprobado, hasta ahora me acuerdo que era el proyecto de emisión de un producto que se llamaba Visa Instant Issue Card que fue una cosa muy novedosa en aquel tiempo. Yo recibí una paga extra por el resultado y me pusieron como la jefa de este proyecto, que para mí era un sueño.

Última experiencia sobre que os voy a contar me tocó en mi último sitio de trabajo como empleada. El primer año cuando empecé a trabajar en la empresa internacional de inversión aquí en España, fuimos con el dueño de la compañía a una conferencia financiera en Rusia. Todo estuvo muy bien, yo hacía las cosas rutinarias como empleada y el dueño de la compañía por supuesto representaba su compañía. Al año siguiente el me comentó que estaba convencido de que yo podría hacerlo todo y me mandó ahí con un equipo. Yo tenía que representar la empresa en un congreso financiero en Moscú, tenía que dar un discurso en frente de cientos de personas, tenía que llevar las reuniones con los clientes VIP de la compañía y tomar las decisiones. Cuando salí al escenario para dar el discurso en la conferencia,  al ver todas aquellas personas estaba convencida que iba a morir de un ataque de corazón que estaba al punto de saltar de mi pecho. Lo superé. Al acabar el discurso unas cuantas personas estaban levantándose y me empezaron a aplaudir. Después del discurso me invitaron a hacer una entrevista para una revista importante financiera rusa y publicaron allí mi artículo. Lo tengo guardado de recuerdo.

Os he contado estos ejemplos de mi propia vida porque:

1. os quiero demostrar que si yo pude superar mi miedo, vosotros también lo podéis hacer
2. tengo ganas de explicaros que la mayoría de estos eventos que nos dan ataques de miedo, que nos hacen dudar de nuestro profesionalismo y nuestras habilidades,  vienen a nuestra vida para ayudarnos crecer, conseguir nuevas metas, éxito, llegar a otro nivel. Nos hacen salir de nuestra zona de confort, esto sí. Pero vale la pena.

Si no hubiera superado mis miedos, entonces no conseguiría ciertas cosas y no tendría esta experiencia que me ayuda hasta ahora avanzar y seguir adelante.

Ahora, cuando quiero hacer algo para mis proyectos y mi propio negocio y cuando enseguida viene el amigo Miedo con sus hermanas Dudas, yo cierro la puerta enfrente de sus narices. Me recuerdo a mi misma sobre estos momentos de superación. ¿Si mis jefes en su tiempo confiaban en mi y me mandaban a hacer las cosas que yo entonces pensaba que era incapaz de hacer, porque yo ahora no tengo que confiar en mi misma? Porque tengo que dudar sobre mis habilidades cuando otros no dudaban?

Os quiero invitar a todos también despedir a este amigo falso Miedo y a las Dudas que no os dejan progresar, crecer, que no os permiten presentar vuestros negocios, vuestras creaciones, que os paran, que os paralizan. Todos tenemos nuestros sueños, y los emprendedores todavía más. Todos queremos tener un negocio que prospere, que sea exitoso, con que podamos ayudar a otras personas y con que podamos hacer algo de verdad importante. Para ir creciendo tenemos que superar muchas cosas, tenemos que probar y hacer algo que nunca hemos hecho. ¡Y hay que hacerlo¡

Si el Miedo y las Dudas consiguen a frenaros, si os convencen y no os dejan seguir adelante, pensad cuantas posibilidades vais a perder! Sólo tenemos una vida, y yo quiero crecer y conseguir mis metas. Espero que vosotros también.

Así que, ¡adiós El Miedo y Las Dudas!

Si piensas que este artículo ha sido útil para ti, compártelo con tus amigos para que ellos también podrían aprovechar de esta información.

Si te ayuda lo que escribo en este blog y si encuentras en mis publicaciones ideas que te ayudan crecer personalmente y te ayudan hacer crecer tu negocio o tu proyecto, si te gustaría agradecer el trabajo que hago para ti, puedes hacer tu contribución, que utilizaré para mantener mi blog y crear el contenido útil e interesante para ti y para otros emprendedores que lo necesitan.